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Bartolo, el Echao Pa'trás

Nadie sabía como se llamaba en realidad, pero todo el mundo le llamaba Bartolo. Bien es cierto que nadie se había preocupado en averiguar su nombre, aunque sí se sabía que le llamaban así porque siempre llevaba puesta alguna camiseta de Bart Simpson, de las cuales poseía una extensa colección . Bartolo siempre caminaba echado hacia atrás y llevaba los brazos colgando, como si sus pies fueran más rápidos que su cuerpo y sus brazos y cabeza hicieran de ancla; sus piernas tenían prisa, pero su cabeza no, y era una cabeza tan, tan terca, que se empeñaba en tirar hacia atrás para no moverse del sitio en el que ya se había acostumbrado a estar. Y así caminaba, con la cabeza tirando hacia atrás, los brazos empujando hacia abajo y los pies adelantados, tratando de mover todo el bloque que suponía el resto del cuerpo. Cada vez que caminaba se producía una lucha sin cuartel en la que a veces ganaban los pies y a veces la cabeza: si ganaban los pies, la cabeza los seguía, pero siempre con desgana...

Ranas

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Llevo una temporada un poco falto de inspiración, por lo que comparto este texto que escribí en 2008 y revisé en 2013, espero que os guste…   –      ¡Papá…!,¿podemos ir otra vez? –      Sí,hijo, dame la manita y vamos para allá. Aquella primavera estaba siendo más lluviosa de lo normal, por lo que las charcas, ríos, lagos y demás acuíferos se encontraban repletos de agua. La temperatura era la ideal para la vida: templada, agradable. Debido a ello se produjo un estallido de vida, con multitud de formas y colores. La naturaleza, exuberante, repartía con generosidad flores y plantas que propiciaban que los insectos se extendieran por doquier. Gracias al agua y al clima templado las ranas comenzaron su cortejo muy pronto aquel año. Las noches se llenaban con el croar de los machos enamorados que deseaban perpetuar la especie… Ese constante concierto de voces anfibias y desafinadas le impedía dormir a la mayoría de los habitantes de un pequeño pueblo de las afueras de Madrid. Las gente...

¿Cómo te trata la gente ?

Me ha llegado este cuento por email y quería compartirlo con vosotros, espero que os guste… ¿Cómo te trata la gente ? Después de haber atravesado un camino largo y difícil, el viajero llegó a la entrada del pueblo en el que pasaría los próximos años de su vida. Inquieto sobre la forma de ser de la gente en ese lugar, le preguntó a un viejo hombre que descansaba recostado bajo la sombra de un frondoso árbol de cedro: ¿Cómo es la gente en este lugar? -le dijo al viejo, sin saludarlo-. Es que vengo a vivir aquí y donde yo vivía las personas eran complicadas y agresivas.La arrogancia y la insensibilidad eran el pan de cada día. El anciano, sin mirarlo, respondió: Aquí la gente es igual. El viejo siguió reposando. El caminante prosiguió su camino. Horas después otro viajero que también llegaba al pueblo se acercó al anciano y le dijo: Buenas tardes, señor, disculpe la molestia, yo vengo a vivir a este pueblo y me gustaría saber cómo es la gente, porque en donde yo vivía las personas eran at...

¿Nos tomamos otra?

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-Mira, Edu, no le busques el sentido a la vida, quizá el único sentido que tiene es que no tiene sentido -me dijo con mirada melancólica mientras se liaba un cigarrillo-. Tu problema, como el mío, es que piensas demasiado, le das tantas vueltas a las cosas que solo consigues marearte. Te conozco, eres muy intuitivo, pero no te fías de tu intuición, quieres racionalizar todo tanto que…, que… -se interrumpió cuando pasó por delante de nosotros una morena embutida en unos vaqueros que le hacían un culo impresionante. Yo también miré embobado-. ¿Lo ves?, este tipo de cosas son las que dan sentido a la vida. -¿El culo de una morena? -Dije con el tono incrédulo del que quiere creer pero no termina de convencerse. El tiempo parecía haberse detenido, él continuaba liándose el cigarro con parsimonia, mirando el hueco vacío por donde poco antes había pasado la chica. Yo miraba sin ver en aquella misma dirección, tenía la mirada perdida, sin saber muy bien qué quería encontrar. Apuré el úl...

¿Nos tomamos otra?

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-Mira, Edu, no le busques el sentido a la vida, quizá el único sentido que tiene es que no tiene sentido -me dijo con mirada melancólica mientras se liaba un cigarrillo-. Tu problema, como el mío, es que piensas demasiado, le das tantas vueltas a las cosas que solo consigues marearte. Te conozco, eres muy intuitivo, pero no te fías de tu intuición, quieres racionalizar todo tanto que..., que... -se interrumpió cuando pasó por delante de nosotros una morena embutida en unos vaqueros que le hacían un culo impresionante. Yo también miré embobado-. ¿Lo ves?, este tipo de cosas son las que dan sentido a la vida. -¿El culo de una morena? -Dije con el tono incrédulo del que quiere creer pero no termina de convencerse. El tiempo parecía haberse detenido, él continuaba liándose el cigarro con parsimonia, mirando el hueco vacío por donde poco antes había pasado la chica. Yo miraba sin ver en aquella misma dirección, tenía la mirada perdida, sin saber muy bien qué quería encontrar. Apuré el últim...

Hoy te he vuelto a ver

Mis amigos de "La siguiente la pago yo" han publicado un relato que escribí hace tiempo, aquí os dejo el enlace, espero que os guste... http://lasiguientelapagoyo.blogspot.com.es/2013/07/hoy-te-he-vuelto-ver-18-07.html

Ranas

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–      ¡Papá…!,¿podemos ir otra vez? –      Sí,hijo, dame la manita y vamos para allá. Aquella primavera estaba siendo más lluviosa de lo normal, por lo que las charcas, ríos, lagos y demás acuíferos se encontraban repletos de agua. La temperatura era la ideal para la vida, templada, agradable. Debidoa ello se produjo un estallido de vida, con multitud de formas y colores. La naturaleza, exuberante, repartía con generosidad flores y plantas que propiciaban que los insectos se extendieran por doquier. Gracias al agua y al clima templado las ranas comenzaron su cortejo muy pronto aquel año. Las noches se llenaban con el croar de los machos enamorados que deseaban perpetuar la especie… Ese constante concierto de voces anfibias y desafinadas le impedía dormir a la mayoría de los habitantes de un pequeño pueblo de las afueras de Madrid. Las gentes del lugar se defendían del ruido como podían, cerrando ventanas, tapándose con la al...

Nieve (Escrito para el II concurso de relatos hiperbreves manon troppo "la siguiente pago yo")

Los copos de nieve caen insistentes, constantes, sobre la gran ciudad, parecen querer invadir todos sus rincones con su manto limpio, bailando al son que les marca el viento. Sin prisa por llegar al suelo, se elevan, descienden, se mueven de forma aparentemente aleatoria y con aires de ingravidez. A algunos les da miedo el suelo y deciden repartirse sobre los tejados, los coches, los árboles o los parterres de sus parques preferidos. Otros, los más aguerridos y valientes, se lanzan sobre las calzadas y las aceras para cubrirlas de un manto blanco y purificador. Poco a poco se van acumulando, creando una suerte de colchón mullido, puro y frío, la ciudad se viste sin prisa de una limpieza a la que no está acostumbrada. Corina contempla, con los ojos como platos, la nevada desde la ventana de su habitación. Tiene esa mirada infantil del que descubre algo nuevo y sorprendente. Es la primera vez, en sus treinta años de vida, que ve nevar, ya que en su tierra natal jamás nieva. Observa con o...

Nieve (Escrito para el II concurso de relatos hiperbreves manon troppo "la siguiente pago yo")

Los copos de nieve caen insistentes, constantes, sobre la gran ciudad, parecen querer invadir todos sus rincones con su manto limpio, bailando al son que les marca el viento. Sin prisa por llegar al suelo, se elevan, descienden, se mueven de forma aparentemente aleatoria y con aires de ingravidez. A algunos les da miedo el suelo y deciden repartirse sobre los tejados, los coches, los árboles o los parterres de sus parques preferidos. Otros, los más aguerridos y valientes, se lanzan sobre las calzadas y las aceras para cubrirlas de un manto blanco y purificador. Poco a poco se van acumulando, creando una suerte de colchón mullido, puro y frío, la ciudad se viste sin prisa de una limpieza a la que no está acostumbrada. Corina contempla, con los ojos como platos, la nevada desde la ventana de su habitación. Tiene esa mirada infantil del que descubre algo nuevo y sorprendente. Es la primera vez, en sus treinta años de vida, que ve nevar, ya que en su tierra natal jamás nieva. Observa c...

Paisajes desde el tren (recopilación)

Hace unos años escribí una serie de relatos cortos sobre mis vivencias e impresiones cuando iba a trabajar en tren. Hoy he echado un ojo, he pulido aquellos relatos y los he juntado a modo de recopilación. No es necesario leerlos de golpe, podeis ir de uno en uno, aunque están escritos en orden cronológico, ese orden no es determinante. Espero que os gusten. Paisajes Desde el Tren - Los Trenes de la Muerte Voy a trabajar en tren, me parece más económico, más seguro y más ecológico que el coche, tardo más, pero puedo ir leyendo, pensando, escribiendo, durmiendo... Cojo el metro para que me lleve a la estación de cercanías, como no me gusta esperar, salgo de casa con el tiempo justo. Aún así me han sobrado unos minutos, me siento en un banco y me dispongo a leer un poco. El banco se queja con un chirrido al notar mi peso, abro el libro y comienzo a leer, las palabras corren enlazando su mensaje, me pierdo en el mar de las letras. Despierto de mi sopor al notar cómo el banco en el que est...